Personalidad y Temperamento
¿Qué es la personalidad?
La personalidad se constituye como un constructo hipotético cuyos rasgos y disposiciones internas se mantienen relativamente estables a lo largo del ciclo vital de un sujeto; no obstante, es permeable y susceptible a los distintos cambios adaptativos del individuo, modificándose y haciendo un uso distinto de sus recursos y potencialidades. Es decir, surge tras una conjunción de aspectos psicológicos, biológicos y psicosociales, estableciéndose como distintiva y propia para cada individuo. Igualmente, se compone tanto de conductas manifiestas (observables) como de conductas privadas o internas (productos cognitivos, motivacionales o afectivos).
¿Qué es el temperamento ?
Consiste en aquellos aspectos genéticos y biológicos hereditarios que componen las cualidades emocionales y conductuales estables o diferenciales de un individuo, los cuales establecen diferencias particulares en la neuroquímica cerebral del mismo; no obstante, estos son susceptibles a la interacción social del entorno, permitiendo su modificación a medida que se desarrolla la personalidad.
¿Cuáles son las diferencias entre el temperamento y la personalidad?
Como se mencionaba anteriormente, el temperamento es netamente innato, heredado e influido por los genes y aspectos biológicos del sujeto, susceptible a cambios del ambiente, mientras que la personalidad se constituye a una conjunción de aspectos psicológicos, biológicos y psicosociales, estableciéndose como distintiva y propia para cada individuo.
¿Cómo influye el cerebro en la personalidad?
El estudio contemporáneo de los diferentes aspectos que influyen en la constitución de la personalidad recae especialmente en la neurociencia, la cual establece un fuerte influjo en los sistemas neuronales, las sustancias químicas o neurotransmisores, y las hormonas en relación con esta característica psicológica de la conducta. De esta forma, ciertas partes del cerebro, manifestadas en la dominancia de uno de sus hemisferios, pueden determinar la presencia de ciertas conductas, tales como las depresivas, maníacas y las emociones positivas o negativas (Allen, Iacono, Depue, & Arbisi, 1993).
Por otro lado, los neurotransmisores más importantes, como la serotonina y la dopamina, encargados de los sentimientos de placer, recompensa y estados anímicos, influyen en la conducta social, la afiliación y las emociones fuertes, sean positivas o negativas. Por lo anterior, estas sustancias químicas pueden explicar las diferencias individuales del temperamento.